CAMINO ESCÉPTICO.

Que se trata de una experiencia única en la vida y que supone un viaje interior excepcional es algo que se repite con frecuencia al hablar del Camino de Santiago. Pero no es una verdad universal que haya que aceptar de buen grado sin conocer exactamente su significado.

Se arguye que la autenticidad de este peregrinaje reside en la recuperación de valores con frecuencia disipados en el ajetreo de la rutina diaria. Precisamente porque la convivencia resulta intensa, existen mayores oportunidades para poner en práctica el compañerismo, la solidaridad o la empatía. Igualmente el autoconocimiento a través de la reflexión a la que invita el Camino, permite desconectarse de las obligaciones habituales y superar los límites del espacio de confort cotidiano. 

Ideas sobre aprendizaje y  superación personal que bien podrían acontecer en algún otro tipo de experiencia o paraje recóndito del planeta. Pero entonces, ¿cuál es la peculiaridad de la ruta jacobea? Tal vez la diferencia tenga que ver con su historia y orígenes; con las leyendas y mitos relacionadas con ella; con la especial confluencia de gentes de todo el mundo que comparten una clara apertura a confraternización o simplemente con algo indescriptible y que sólo se puede conocer con la propia vivencia.

Sí, posibilidades de recorrer largas distancias y de penetrar el silencio de paisajes naturales de gran belleza pueden encontrarse muchas. Pero ese espíritu cargado de fuerza de voluntad e introspección compartidas por tantas personas de tantas culturas en un mismo trayecto y la condivisión de un único objetivo (llegar a Santiago) es, de algún modo, exclusivo del Camino. Pero a pesar de todos los esfuerzos, hay cosas que las palabras,no podrán jamás alcanzar a describir…Da el paso. Y verás por qué este viaje es tan especial.