CON CALMA.

El éxito del Camino de Santiago es innegable además de imparable. Son cada vez más los peregrinos de todas partes del mundo que se unen a esta peculiar experiencia y buscan un pequeño refugio a sus rutinas o una exploración personal más profunda. En cualquier caso, cuadrar las agendas no siempre es fácil y, en muchas ocasiones, se peca de querer ir con prisas porque falta tiempo.

En realidad, esta actitud que busca la inmersión en la ruta jacobea con plazos tan delimitados atenta, en cierto sentido, contra el verdadero espíritu del Camino. Este reclama paciencia y tranquilidad, quietud para disfrutar de cada paso, de cada paisaje y de cada momento. Para gozar la compañía o la soledad, de los silencios o del alboroto de los grupos de amigos…y para afrontar con entereza la fatiga y el dolor.

La premisa básica que debería estar presente a cada instante es tomárselo con calma. Quizá sea el mejor de los consejos porque este talante puede allanar, y mucho, los obstáculos que puedan ir surgiendo. Y no solo eso,evitar la premura permite realmente apreciar el maravilloso panorama natural que se despliega a lo largo de todo el recorrido. Abre la posibilidad a realizar visitas culturales que de otra forma serían inviables; a detenerse, a descansar como corresponde y a retomar energías; a deleitarse en una conversación o en una reflexión sin la necesidad de pensar en lo que viene después para cumplir con el calendario.

Y para lograr adoptar esta valiosa actitud, conviene planificar y, si es necesario, esperar a que surja la verdadera oportunidad para lanzarse a la aventura sin apremio. Sería una pena desperdiciar tantos momentos y lugares admirables sólo por tener que estar de vuelta en casa a una determinada hora y día. Sería una pena, de hecho, pasar por Zubiri y no poder disfrutar del menú tradicional de HOSTAL GAU TXORI, o de sus cómodas habitaciones o del espectacular entorno natural que lo rodea.

Y es que tener paciencia es una gran virtud. Pero en el Camino es la aliada perfecta.