PUEDES ANIMARLES.
¿Quieres hacer el Camino pero no te sientes con el ánimo para hacerlo en solitario? Quizá haya llegado el momento de recurrir a tus amistades para convencerles de la singularidad y poderoso atractivo de esta experiencia. Solo tienes que derribar algunos mitos y superar ciertos obstáculos mentales que pueden estar minando sus deseos…
Para empezar será necesario que saques el calendario a colación. Y es que no, no es necesario pasar un mes caminando a destajo ni excederse con etapas de kilómetros eternos. Tampoco es clave ser un senderista experto ya que el Camino puede adaptarse a las distintas capacidades con diferentes niveles de dificultad. A ello se suma la cantidad de albergues y alojamientos de algunas rutas más populares como el Camino Francés.
Es importante incidir en la oportunidad que ofrece esta peregrinación para fortalecer vínculos y conocerse mejor. Explorar los propios límites, tanto físicos como mentales; descubrir la naturaleza de las relaciones, las verdaderas metas de la vida y, en definitiva, llevar a cabo un autoanálisis muy personal para el que habitualmente no se tiene suficiente tiempo. Y es que salir de la zona de confort suele ser un gesto incómodo que se evita de forma inconsciente y que, sin embargo, es necesario para hacer cambios y avanzar.
Y, por supuesto, las nuevas amistades son otro de los puntos fuertes ya que la mayor parte de l@s peregrin@s demuestran una disponibilidad y solidaridad difícil de experimentar en otras ocasiones. Multiculturalidad más allá del género y la edad y compañerismo constituyen el plato fuerte de esta singular ruta.
¿Caldo de cultivo para una felicidad más consciente? Seguramente. No te va a costar nada persuadir a tus amig@s y familiares de las bondades del Camino.
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