PUERTOS DE MONTAÑA

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Los puertos de montaña forman parte de la ruta jacobea. Algunos son más complicados y exigentes que otros pero lo que está claro es que siempre han despertado cierto reparo en los peregrinos. Y no solo por el esfuerzo que entrañan algunas de las empinadas subidas sino por el halo enigmático que rodea a muchos de ellos. Descubre algunas de las leyendas que suben las pulsaciones…

Una de los primeras tiene que ver con el Summo Port medieval o actual Somport que empezó a cobrar  importancia a partir del siglo XI, cuando surgió el reino de Aragón, se concedieron los Fueros y se instauró el Obispado de Jaca. Fue descrito por el cronista Aymeric Picaud en su Codex Calixtinus como una de las tres columnas creadas por Dios para custodiar y guiar a los peregrinos.

La historia del Bosque de las Lanzas Floridas, en los hayedos pirenaicos de Roncesvalles, también provoca cierta intriga pues en este paraje los guerreros de Carlomagno atacaron a los vascones para vengar la muerte de Roldán. Un importante acontecimiento en el que 53.000 doncellas militarizadas pasaron a engrosar el ejército del rey franco tras la pérdida de gran parte de sus filas.

Por otro lado, en el Alto del Perdón, a más de 13 km de Pamplona,  tiene lugar la cita con el diablo. Se cuenta que un peregrino, que caminaba en los meses más calurosos del año, alcanzó la cima agotado y sediento y con el único deseo de apagar su sed. En aquél instante, el demonio se le apareció ofreciéndole agua a condición de que renegara de Dios. El hombre se aferró a su fe pero el maligno ser le repitió la oferta a cambio de renegar de la Virgen. El peregrino se mantuvo firme incluso ante la última propuesta de recibir ayuda si renegaba, esta vez, del Apóstol Santiago. Y entonces el propio Apóstol hizo acto de aparición para guiar al exhausto caminante hasta la que hoy se conoce como Fuente Reniega. Y allí, con la propia vieira del Apóstol, tomó agua y bebió hasta quedar saciado.

Los Montes de Oca, la cruz de Ferro, en el antiguo imperio templario, esconde una historia algo distinta. Y es que, según la leyenda tan conocida en Villafranca, es aquí donde un grupo de jóvenes solía disfrazarse de bruja para salir al encuentro de los peregrinos y asustarlos. Como resultado, estos salían despavoridos, no solo por la sorpresa del momento sino porque se sabía que el lugar tenía algo de enigmático y tenebroso.

Sin duda, todos estos mitos van llenando el viaje de interesantes relatos que despiertan dudas e inquietudes, encienden la imaginación y entretienen la mente mientras se realizan los ascensos jacobeos más curiosos.  Otros lugares, como Zubiri, puede que carezcan de leyendas tan particulares pero desde luego, no carecen de atractivo. Porque si hay algo  que también es sagrado, es un buen plato de comida casera tras una larga caminata, a ser posible en un hermoso  entorno natural y con todos los servicios de alojamiento para un profundo descanso. Así que si durante tu peregrinación pasas por Zubiri, no dejes de pasar por  HOSTAL GAUTXORI: ▶ Paisajes  naturales, alojamiento cómodo  y comida tradicional en nuestros amplísimos comedores para recuperar energía en un entorno completamente protegido.

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