TEODOMIRO DE IRIA FLAVIA.

Lanzarse al Camino abre la puerta a toda una experiencia de la que se ha escuchado hablar lo que no está escrito. Sin embargo, no tod@s los peregrin@s están al tanto de la historia o de los personajes clave de los que sí se ha escrito en el pasado. Y es que  más allá de los protagonistas indiscutibles,  existen figuras clave sin las cuales no se podría comprender el Camino. Pero ¿cuántos conocen el nombre de Teodomiro de Iria Flavia?

Seguramente no muchos y, sin embargo, se trata de un pilar fundamental de la iconografía compostelana. Este obispo vivió entre los siglos VIII y IX y constituye una de las figuras más relevantes de la leyenda jacobea. Su principal hazaña fue la de haber descubierto los restos del Apóstol Santiago en el lugar que hoy ocupa la cripta de la Catedral. 

Este hallazgo, del que no existe certeza arqueológica, fue posible, según los textos de origen medieval y la tradición,  gracias a la aparición de unos extraños resplandores en un montículo del bosque Libredón. Al acudir junto a otros dos sacerdotes, se topó con un antiguo y olvidado sepulcro donde encontraría tres cuerpos a los que se identificó como el mismísimo Santiago el Mayor y dos de sus discípulos, Teodoro y Atanasio. Los restos fueron trasladados desde Palestina hasta Galicia donde hallaron sepultura. Y fue en ese preciso punto donde el rey Alfonso II de Asturias, tras comprobar el descubrimiento, ordenó construir la primera iglesia apostólica, germen de la Catedral de Santiago.

Su existencia fue puesta en duda hasta que, con las excavaciones en el subsuelo de la Catedral, se encontró el sepulcro de granito del propio Teodomiro quien pasó así a abandonar el vago mundo de las leyendas para formar parte de la historia jacobea.