YOGA EN EL CAMINO.
O SANTIYOGA.
El Camino de Santiago se presenta, desde una óptica apresurada y superficial, como una peregrinación de extenso recorrido pero no se puede negar el profundo viaje interior que implica. En este itinerario espiritual (que no significa religioso) entra de lleno el yoga como disciplina física y mental que busca la paz y el equilibrio interior.
Hablamos, por tanto, de la unión de algo que es mucho más que una ruta y de una tradición oriental llena de magia. Y así encontramos cada vez más postales de peregrinos adoptando alguna de las múltiples posturas del yoga simbolizando cómo esta práctica contribuye a potenciar el efecto sanador del propio Camino.
Ambos consisten en experiencias que trascienden lo puramente físico y aportan un gran autoconocimiento. De ahí que la simbiosis resulte tan perfecta. Así las sesiones matinales de yoga pueden resultar una forma ideal para desperezarse y prepararse para la inminente etapa. Por la tarde se pueden realizar sesiones algo más pausadas y largas para estirar los músculos, corregir posturas y descansar. O disfrutar de un momento de calma y reflexión para asimilar todo lo vivido. Pero, además, su social es innegable ya que se trata de una práctica cada vez más extendida que puede poner en contacto a muchos peregrinos interesados en esta disciplina.
En definitiva, recorrer las diferentes etapas del Camino incorporando la experiencia del yoga es una manera de perfeccionar este viaje y cargarse de energía positiva. De esta manera, los retos que acompañan el recorrido resultarán mucho más livianos y, sobre todo, se afrontarán con mayor ligereza muscular y, por supuesto, con serenidad y armonía interior.
Si deseas relajarte hazlo en HOSTAL GAU TXORI, un albergue que goza de un entorno natural envidiable para descansar y gozar de esa quietud que el final de cualquier etapa reclama a gritos. Y, obviamente, si lo deseas, para practicar yoga en medio de la naturaleza. Tentador, ¿verdad?
Fuente: iperegrinos/ yogaenred
