EN FAMILIA.

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En realidad se trata de una excelente oportunidad de profundizar en el vínculo familiar. Hacer el Camino con l@s hij@s puede servir para recuperar ese tiempo perdido y extraviado entre agendas frenéticas y rutinas asfixiantes. Una escapada que, bien organizada, acaba por transformarse en una aventura inolvidable para todos.

Eso sí, como ocurre con todo en lo que están implicados los niños, requiere una gran planificación, sobre todo si son muy pequeños. Cuando se trata de bebés, por ejemplo,  es necesario contar con un carrito adaptado para montaña y, los que pueden prescindir de él, necesitan  realizar pequeñas paradas cada hora para recuperar fuerzas. En este sentido, el Camino Francés se presenta como opción ganadora  ya que es una de las rutas que cuenta con más servicios y alojamientos, zonas de descanso y abastecimiento a lo largo del recorrido por lo que las oportunidades para reposar no faltan.

Dado que el esfuerzo físico es bastante considerable, hay que prepararles con anticipación, física y mentalmente. Eso se traduce en aprovechar todas las ocasiones que surjan antes de lanzarse al peregrinaje para hacer excursiones y que así se vayan habituando a las caminatas. En cualquier caso, y de cara ya al Camino,  nunca se recomienda superar los 15 km por día y, por supuesto, se aconseja prestar especial atención a cualquier síntoma de cansancio que puedan presentar.  

Lo ideal es aprovechar las primeras horas del día para empezar cada etapa y así poder detenerse al mediodía, cuando más pueden subir las temperaturas.  Algo que, además de evitar posibles insolaciones o problemas de deshidratación, aumenta las posibilidades de encontrar albergues con espacio disponible. Pero estos madrugones necesitarán un empuje a base de historias y relatos interesantes para que los niños sientan tanta curiosidad por el Camino que no les importe amanecer tan temprano.

Y, por supuesto, siempre queda el aliciente extra de sellar la credencial y demostrar a l@s amig@s cómo, al igual que aquellos reyes, caballeros, mendigos y campesinos del pasado, se convirtieron en peregrinos jacobeos. Solo queda disfrutar de cada paso y construir una experiencia inolvidable que permanecerá siempre en la memoria familiar.

Porque sea lo que sea que te lleve al Camino de Santiago, lo importante es que lo vivas intensamente. Que lo hagas tuyo, que lo hagáis vuestro. 

Y, si durante vuestra peregrinación pasáis por Zubiri, Navarra, descubrid juntos  HOSTAL GAUTXORI: un entorno natural espectacular, alojamiento cómodo  y comida tradicional para que toda la familia pueda recuperar energías. 

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