TE VAN A PASAR.
Del Camino se dicen muchas cosas y hay una en particular que se repite hasta la saciedad. Más allá de la solidaridad, la amistad, los retos, la fatiga y la superación, se trata de una experiencia casi espiritual en la que la persona logra desconectar y reconectar consigo misma. Pero existen situaciones algo menos trascendentes que también se repiten y que llegan a parecer de chiste…
Desde los dolores que acechan a los pies justo a pocos kilómetros del final de la etapa a las dolencias por quemaduras en cuello y orejas, lugares de la anatomía que escapan fácilmente a las cremas solares. O esa inevitable necesidad de improvisar tendederos por doquier o baños detrás de los setos donde echar mano de ese papel higiénico cuya utilidad era bastante dudosa.
Se unen otras circunstancias típicas del Camino, como tener que dormir al compás de los ronquidos de desconocidos; madrugar en exceso por satisfacer la inquietud de otros o encontrar algo en la mochila que no te pertenece. No menos común es la relajación del concepto de intimidad, fronteras que según avanza la ruta se van disipando y ampliando. Desaparecen tantos pudores y quitarse las botas (y no solo) delante de un público acaba resultando de lo más trivial.
Por no hablar de las veces que uno se pierde por saltarse una flecha amarilla y de la rabia de comprobar cómo otros han recurrido al empleo de vehículos para saltarse una etapa. Aunque lo mejor de todo es la cantidad de gente nueva y de muy diferentes países con los que es posible conversar aun sin hablar su idioma. Personas con las que aterrizar a un pueblo cualquiera para echar una cerveza como si fueran amig@s de toda la vida.
Porque, a pesar de ciertas incomodidades, lo que realmente importa es ese viaje personal que conduce a rutas inexploradas de un@ mism@ y a la apertura de nuevos senderos que quedarán en la memoria para siempre. Muchos repiten…por algo será…
HOSTAL GAUTXORI , entorno natural espectacular y comida tradicional a tu paso por Zubiri (Navarra). Que esto también te pase.
