SANTO GRIAL.
Corría el año 836 cuando Juan Santín, un vecino del pueblo de O Cebreiro (Camino Francés), se dirigió al monasterio de San Geraldo de Aurillac. Era un día especialmente tormentoso por lo que el monje que allí moraba no esperaba que nadie acudiese para la celebración de la eucaristía. De hecho, se sorprendió tanto al ver al devoto entrar por la puerta que le acusó de ser un aprovechado que solo quería tomar pan y vino. Pero no se percató del enorme esfuerzo que había hecho para acudir a misa en plena tempestad.
Justo en aquel instante, la hostia se convirtió en carne y el cáliz se llenó de sangre como un milagro que salía en defensa del feligrés dejando en evidencia la ofensiva actitud del monje. Según cuenta la leyenda, la Virgen situada sobre el altar también se arrodilló e inclinó su cabeza en señal de respeto por el vecino y por el extraño prodigio acontecido. Y todavía hoy mantiene esta postura de reverencia….
Transcurrieron los años (y los siglos) y, en 1486, los Reyes Católicos decidieron visitar la zona. Una ocasión que la Reina Isabel no quiso perder para llevarse el cáliz pero algo sucedió que le impidió satisfacer sus deseos..Y es que por alguna extraña razón cambió de idea y de hecho no solo devolvió el preciado objeto al monasterio sino que les ofreció como obsequio un relicario para poder preservarlo en perfectas condiciones.
En la actualidad el monasterio de San Geraldo de Aurillac conserva tanto el cáliz como el relicario que peregrinos y turistas pueden contemplar, sobre todo, los días 8 y 9 de septiembre, fechas en las que se conmemoran aquellos acontecimientos. Y si bien no existen referencias oficiales que brinden veracidad a lo ocurrido, muchos historiadores relacionan la historia del Santo Grial de O Cebreiro con la obra Parsifal de Richard Wagner, en la cual se menciona un misterioso cáliz que bien podría referirse a este. Algunos consideran que se trata, precisamente, del Santo Grial aunque, según ciertos expertos medievalistas, esta creencia se debe a una confusión lingüística con la palabra San Guiral, una variante de San Geraldo de Aurillac al que se venera en el pueblo.
Por todo ello, O Cebreiro, constituye no solo uno de los puntos de partida más comunes del Camino Francés que destaca por sus vistas rebosantes de belleza (especialmente los días de nieve) sino por ser un referente religioso dada su particular historia del sagrado cáliz.
Otros lugares, como Zubiri, puede que carezcan de leyendas tan particulares pero desde luego, no carecen de atractivo. Porque si hay algo que también es sagrado, es un buen plato de comida casera tras una larga caminata, a ser posible en un hermoso entorno natural y con todos los servicios de alojamiento para un profundo descanso. Así que si durante tu peregrinación pasas por Zubiri, no dejes de pasar por HOSTAL GAUTXORI: ▶ Paisajes naturales, alojamiento cómodo y comida tradicional en nuestros amplísimos comedores para recuperar energía en un entorno completamente protegido.
Fuente: Vive Camino
